El
lunes cerca de las 19, decidí que por fin conocería el cerro Jeujepen y su
mirador. Muchas veces había intentado llegar a ese lugar, que dista de la ruta
3, unos 7 kilómetros .
Antes no había podido llegar por falta de señalización que indicara el inicio
de la ruta hacia el lugar. Afortunadamente
logré dar con el lugar, que precisamente se encuentra señalizado en una senda
que demanda poco más de una hora en caminata. Ante mis planes, decidí continuar
con el vehículo hasta el estacionamiento, que se encuentra perfectamente
señalizado. En la caminata alcancé los 711 msnm. Al final de la nota una galería de fotos en Flickr y acá, los detalles del sendero que hice.
Luego
de tomar unas fotografías al atardecer sobre el lago Khamy, emprendí la
caminata por una senda abierta en medio del bosque. Está unos cuántos metros
antes del final del camino, hacia la derecha. Hay que mirar muy bien para notar
el cambio del suelo. Allí, se nota perfectamente la senda.
Caminar
por el bosque del cerro Jeujepén (o Heuhuepen), es como hacerlo en otros puntos
de Tierra del Fuego, con la diferencia que pronto se alcanza una altura considerable
y el paisaje se abre majestuoso sobre el lago. El atardecer, de colores
amarillos y magentas daba una iluminación particular a los árboles del cerro.
Pero
la tranquilidad de caminar y fotear, pronto se esfumaron. La senda aparecía y
desaparecía fácilmente logrando centrar toda mi atención en cómo seguir
subiendo la ladera de esa montaña que llega a unos 711 metros sobre el
nivel del mar. De nuevo aparecía el sendero, otra vez se iba.
Cuando
miraba hacia arriba, veía que las copas de las lengas estaban muy iluminadas y
se apreciaba un bosque abierto y alto. Aunque esto, terminó abruptamente cuando
llegué a la zona del bosque achaparrado. Señal inequívoca, que me encontraba
cerca del límite de vegetación. Para qué mencionar que con esta noticia, apuré
el paso para llegar cuanto antes al lugar.
Debo
aclarar, que la tarde del lunes en Tolhuin se mostraba soleada, el cielo algo
cubierto de nubes y una temperatura que me permitió moverme en remera y un
chaleco polar. Grave error. Si bien es cierto que en el interior del cerro mi temperatura
corporal me permitía moverme con soltura, una vez llegado al límite de vegetación,
la temperatura bajó abruptamente por el viento.
Luego
de lograr safar de las ramas arrinconadas a la tierra por los fuertes vientos
fueguinos, finalmente salí del bosque. La vista, ahora era muy diversa. Al sur,
podía ver los picos nevados de los Andes y el lago iluminado con los últimos
rayos del sol; de frente las sierras de Beauvoir, de Apen, de las Pinturas a
oscuras con las cimas pintadas suavemente de color magenta. Al norte, la cabecera
del algo y Tolhuin, también con colores dorados por el atardecer.
El
terreno, a unos 500 msnm, también cambió abruptamente. Antes estaba compuesto
por ramas, humus y hojas secas; ahora era un turbal mezclado con piedra laja. Cojines,
unas pocas plantas de calafate y un sendero claramente visible eran parte del
paisaje en estas alturas. Pero sobre todo la turba, que hacía que la caminata
sea placentera ya que no presentaba mucha profundidad.
Luego de tomar unas fotografías al atardecer sobre el lago Khamy, emprendí la caminata por una senda abierta en medio del bosque. Está unos cuántos metros antes del final del camino, hacia la derecha. Hay que mirar muy bien para notar el cambio del suelo. Allí, se nota perfectamente la senda.



Acá,
el viento ya era más imponente. Yo, de remera y chaleco. Las luces continuaban
bajando y hacia el sur podía ver cómo algunas nubes quedaban atrapadas en bajos
picos de la zona cordillerana. Todo azul y verde.
Al
aproximarme al final del sendero, allá arriba, a unos 700 msnm, caminaba como
por una calle horizontalmente tranquila, con vistas de la ladera del cerro que
daban la impresión que en cualquier momento podría caerme hasta dar con los
primeros troncos de lenga, allá abajo.

El
refugio está construido de, al parecer, partes de un container. En su interior,
hay dos baterías de bajo mantenimiento, un banco que ocupa gran parte del lugar,
dos botellas de medio litro llenas de agua y unas tablas (como para picar algo).
Encima del banco, que no tiene más de 1,80 m ; había un Tupper naranja con su tapa
blanca. No me animé a tocarlo. No lo abrí, pero haciendo algunas consultas me
cuentan que en su interior hay un cuaderno, donde los caminantes dejan sus
impresiones del trek. Me lo perdí. Lo sé. Tengo que volver. Voy a volver.
En
el interior, al abrigo del viento que llegaba del lago, pude apreciar el
paisaje que se dibujaba al sudeste de donde me encontraba. Por las condiciones
del cielo (*), todo se veía azul. En distintas tonalidades, pero azul y
profundo.

Una
mala decisión
Quedarme
foteando en la cima, contemplando el atardecer y viendo como, las luces de
Tolhuin, débilmente comenzaban a encenderse fue un error. La noche llegaba muy
rápido y la luz cada vez era más débil.
Aunque
el viento no calmaba, emprendí el regreso y decidí seguir el sendero que apenas
veía entre la piedra laja y la turba de la cima. Este, viró generosamente hacia
la izquierda y luego continuó en un suave declibe de la montaña. Unos mojones,
palos y piedras cumuladas en forma de torre, indicaban la senda. Luego, volvió
a subir a la cima y de ahí otra vez a la izquierda por el límite de vegetación.
Había más mojones pero el camino comenzaba a desdibujarse. La vegetación y la
falta de luz, hacían todo.

Crucé
decenas de troncos y árboles caídos sin ver absolutamente nada más, que aquello
que alumbraba la linterna. Seguí, de a ratos iba en sentido contrario y
continuamente veia el celular para continuar el camino. Ahora si escuchaba más
de cerca los autos en la ruta 3. Hice un paneo con la linterna al bosque y por
fin, pude ver los carteles de la ruta que lleva al mirador. Ahora, solo estaba
a unos 20 metros
del vehículo.
Una
vez dentro del auto, la lluvia descargó suavemente sobre el Jeujepén.
Cerro Jeujupen, un álbum en Flickr.
Cerro Jeujepen: Generalidades (**)
Al
llegar al mirador, un cartel cuenta que “el guanaco desempeño el papel más
importante en la vida económica de los Selk’nams. Las montañas de la orilla
meridional del Lago Fagnano (Khamy), el ámbito del Heuwepen, eran consideradas el
espacio vital de este mamífero que le correspondía por derecho, pues ‘aquí era
su hogar’, donde la caza estaba prohibida. Esta tradición se respetaba
rigurosamente, probablemente sustentada en la idea de concederle una región determinada
para evitar su extinción”. Martín Gusinde: Los indios de Tierra del Fuego. Los
Selk’nams CAEA 1990.
Entre
los libros que tengo sobre historia y geografía fueguinos, poco y nada hay
sobre este cerro al que, hace algunos años, extrajeron piedras para la fallida
construcción del puerto de Río Grande. La gran peladilla en l ladera sur, que
se ve en dirección Ushuaia Tolhuin, es la minería a cielo abierto montada en
los 90.
Según
el sitio Minería.gov.ar, el cerro Heuhuepen es de composición plutonita sienítico-diorítica,
tiene un sistema de drenaje compuesto por varios arroyos, que en mi paso por el
sendero improvisado no alcancé a divisar. De todos modos, es colectada
finalmente por el río Turbio.
Sobre
las precipitaciones anuales alcanza los 500 mm y la acumulación nival se da entre mayo
y agosto.
Si
bien en cierto que mencioné la presencia de un suelo compuesto en el bosque y
turbal con laja en la cima, hay que destacar que “la pendiente bien definida,
la falta de formación de valles colectores desarrollados y el escaso espesor de
suelos motiva que el agua en estado líquido tenga poca permanencia en la
cuenca.

El
segundo curso, en orden de importancia, es el que escurre paralelamente al
camino de acceso a la cantera, en un recorrido recto y oblicuo a la pendiente.
Sus nacientes están controladas por alineamientos de lomadas en las cuales
aflora el sustrato rocoso (formas drumlinoides). El área de aporte del mismo es
reducida y su caudal medio poco significativo, en el orden de 10 a 20 litros por segundo,
con marcada reducción en veranos secos por su exposición a los vientos y la
carencia relativa de elementos reguladores. Este chorrillo desemboca en el Lago
Khami (o Fagnano), entre el chorrillo de laguna del Indio y la cabecera del
lago.
Los
dos cursos son los que de alguna manera están afectados por la explotación del
Heuhuepen, por cuanto la cantera y obras complementarias están situadas en la
cuenca de ambos. Las afectaciones serían las siguientes:

Modificación
de la configuración del escurrimiento por desaparición de los cauces incluidos
en el área de extracción.
Posibilidad
de derrumbe de bloques en el frente de extracción, que podría implicar
destrucción de más superficie de bosque y modificación del escurrimiento al pie
del cerro. La caída de rocas se producía previamente a la puesta en
funcionamiento de la cantera, siendo posible el incremento de la frecuencia
ante una mayor exposición.
Posibles
modificaciones en el transporte de sedimentos en suspensión por parte de los
cursos de agua, ante la remoción del material extraído y posterior lavado por
las lluvias. Posibilidad de afectación de las características hidroquímicas del
escurrimiento superficial por activación de la disolución de sales.
Alteración
de las condiciones de borde del camino de acceso, el cual ha sido ampliado
haciendo uso de áridos tomados de los laterales del camino, empleándose para
ello material de origen glacifluvial y glacilacustre.
Construcción
de nuevos tramos de caminos, que implican pérdida de superficie de bosque y
extracción de áridos en zona para su construcción.

Según
lo expuesto por el científico Adrián Schiavini, en la reserva Río Valdez, incluye
en su interior al Cerro Jeujepen el que posee un fuerte significado simbólico
para la sociedad de los cazadores del centro de la isla, los Selk’nam, conocidos
en los tiempos modernos como onas. Del mismo modo, el río Valdés también es muy apetecido para la pesca
deportiva, y el camping de Aguas Blancas donde se realizan actividades de
recreación. Todas las zonas alrededor de esta área natural constituyen un
bosque nativo que ha sido intervenido por el hombre, y en los últimos años se
encuentra en un proceso de recuperación.
En ese sentido la zona adquiere un
potencial importante para el
desarrollo de actividades de turismo alternativo, ya que incluso por esta vía
se puede llegar al paso Bridges que comunica la costa norte del lago Fagnano
con el Canal Beagle.
(*)
La variación del color azulado en días diferentes se debe a la proporción de
partículas en suspensión en la atmosfera. En los días limpios la presencia de
estas partículas es relativamente baja, por lo que el cielo se ve de un color
azul intenso, al dominar sobre todo la dispersión Rayleigh. En cambio otros días
el tono azulado atmosférico se vuelve mucho menso intensa, debido a una mayor
presencia de partículas (dispersión Mie).
(**)
http://www.mineria.gov.ar/estudios/irn/tierradelfuego/t-4c.asp#m1
No hay comentarios:
Publicar un comentario